La enfermería, como una de las profesiones más esenciales y humanitarias, ha evolucionado a lo largo de los siglos, reflejando las necesidades de salud de la sociedad y las dinámicas culturales de cada época. En México, la historia de la enfermería es un testimonio del crecimiento de la atención sanitaria, del papel crucial de las mujeres en la sociedad, y del desarrollo de la educación médica. Este artículo busca ofrecer una visión general de cómo ha evolucionado la enfermería en México, desde sus orígenes hasta convertirse en la profesión robusta y respetada que es hoy.
Orígenes Prehispánicos y Coloniales
Antes de la llegada de los españoles, las sociedades indígenas en Mesoamérica contaban con prácticas de curación tradicionales, en las que la medicina herbolaria y las parteras jugaban un papel importante. Aunque no existía una figura de enfermera como la conocemos hoy, las mujeres en particular eran responsables del cuidado de los enfermos, utilizando conocimientos ancestrales sobre plantas medicinales y remedios naturales.
Con la conquista española en el siglo XVI, la introducción del cristianismo y las influencias europeas transformaron el panorama de la salud en la Nueva España. Los hospitales, como el Hospital de Jesús en la Ciudad de México, fundado por Hernán Cortés en 1524, comenzaron a establecerse, y con ellos surgió la necesidad de personal dedicado al cuidado de los pacientes. Durante esta época, las órdenes religiosas, especialmente las monjas, se encargaron de brindar atención a los enfermos, combinando conocimientos médicos europeos con las prácticas indígenas.
Siglo XIX: Hacia una Profesionalización de la Enfermería.
El siglo XIX marcó un punto de inflexión en la enfermería en México. Durante esta época, el país vivió numerosas guerras e intervenciones extranjeras, lo que subrayó la importancia de contar con personal capacitado para atender a los heridos. Fue en este contexto que emergió la necesidad de formalizar la educación en enfermería.
En 1833, se estableció la primera Escuela de Medicina en México, aunque la formación en enfermería aún no se encontraba plenamente desarrollada. La influencia de Florence Nightingale y la profesionalización de la enfermería en Europa y Estados Unidos comenzaron a resonar en México, inspirando la creación de programas más estructurados para la formación de enfermeras.
El Siglo XX: Consolidación y Expansión.
Con el advenimiento del siglo XX, la enfermería en México experimentó un crecimiento significativo. En 1907, la Escuela de Enfermería de la Cruz Roja Mexicana abrió sus puertas en la Ciudad de México, marcando un hito en la formación de enfermeras profesionales en el país. Este fue un paso crucial en la creación de un cuerpo de enfermería educado y capacitado, capaz de enfrentar los desafíos sanitarios de una nación en constante cambio. Durante la Revolución Mexicana (1910-1920), las enfermeras desempeñaron un papel vital en el cuidado de los heridos.
A partir de la década de 1940, la enfermería comenzó a ser reconocida oficialmente como una profesión en México, y se implementaron normativas que regulaban su práctica. En 1943, se creó la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO), dependiente de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la cual ha sido una institución clave en la formación de enfermeras en el país.
La Enfermería en la Actualidad
Hoy en día, la enfermería en México es una profesión más aceptad, reconocida, respetada y fundamental para el sistema de salud. Las enfermeras y enfermeros no solo brindan cuidados básicos, sino que también participan en la gestión de la salud pública, la investigación, y la educación para la salud. Además, la enfermería ha ampliado su alcance, abarcando áreas como la salud comunitaria, la enfermería geriátrica, la salud mental, y la enfermería pediátrica y muchas áreas más.
La educación en enfermería ha seguido evolucionando, con múltiples universidades e instituciones ofreciendo programas de licenciatura, maestría y doctorado. Estos programas buscan formar profesionales altamente capacitados, con un enfoque humanista y una sólida base científica.
Algo que tenemos muy seguro, es que en México todavía faltan años de desarrollo para esta profesión y para concederle el lugar y respeto que verdaderamente le corresponde.