En 1804, Wenzel realizó el primer parto prematuro artificial. En el siglo XIX, en un tiempo en que la medicina era fundamentalmente descriptiva, es cuando aparecen las primeras referencias a patologías neonatales como la hidrocefalia o el síndrome de Prune Belly y otras malformaciones. También en estos años aparecen en la literatura algunos avances tecnológicos como la primera descripción de la intubación de tráquea de niños y por primera vez la alimentación por caída libre y sonda.
Durante aquellos años apareció en el laboratorio de Budin Martin Couney 1857, el Profesor Budin vio en la Exposición de Berlín de 1986 una oportunidad para dar publicidad a la sobrevivencia de los prematuros en incubadoras y envió a Couney a demostrar sus logros. Couney estableció un pabellón con seis incubadoras y Virchow el jefe del Hospital de la Caridad de Berlín le prestó 6 prematuros. El título que eligió para la exposición fue “Kinderbrutanstalt” que significa “incubadora de niños”.
En 1922, Courney conoció a Julius H. Hess, y de esta forma se abrió una estación de prematuros en el Michael Reese Hospital in Chicago. En 1922 publica su primer libro titulado “Premature and congenital diseased infants” que sienta las bases de los cuidados neonatales. La neonatología moderna nace con Jullius Hess en Chicago quien tuvo el mérito de inaugurar la primera unidad dedicada al cuidado del recién nacido prematuro en el Hospital Michael Reese en Chicago. En 1933 se funda la Academia Americana de Pediatria que define el niño prematuro como el nacido con menos de 2.500 gramos.
El primer artículo y probablemente todavía el único que se ha publicado en la revista “Pediatrics” cuyo autor es la madre de un bebe prematuro (Helen Harrison), se publicó en 1993. Este artículo “Los principios del cuidado centrado en la familia”.
El Rol del Enfermero en el Cuidado Holístico del Prematuro.
El nacimiento de un bebé prematuro es un momento lleno de emociones y desafíos para las familias. En esta situación, el enfermero se convierte en un apoyo fundamental, no solo para el cuidado del prematuro, sino también como un apoyo emocional y educativo para los padres. En este artículo, hablaremos cómo el enfermero juega papel esencial en el cuidado holístico, donde no solo se ve por la enfermedad, sino también el bienestar emocional, mental y social del prematuro y su familia.
El cuidado de un prematuro implica una vigilancia constante y precisa de sus signos vitales, alimentación y desarrollo, pero el enfermero también considera otros aspectos para el cuidado del prematuro Cuidado de la Piel y Protección Inmunológica: ya que la piel del prematuro es muy delicada y al ser esta la primera defensa del cuerpo, el RN nacido es propenso a infecciones por lo que se hace uso de técnicas para el cuidado de la piel.
Método canguro: el enfermero fomenta el contacto piel a piel entre el bebé y los padres, una práctica que ayuda a regular la temperatura del bebé, su frecuencia cardíaca, respiración y también fortalece el vínculo afectivo entre el bebé y sus padres.
Soporte Nutricional Individualizado: el enfermero realiza un plan de alimentación que se ajuste a sus necesidades, promoviendo la lactancia materna si es posible o adaptando el tipo de fórmula.
Monitoreo del Desarrollo: el enfermero debe estar atento a los índices de crecimiento y desarrollo del bebé, identificando de manera temprana cualquier retraso o necesidad especial que pueda requerir una atención específica.
Atención y Apoyo Emocional a los Padres
De igual forma se le va a brindar apoyo emocional escuchando y acompañando por todo el proceso que pase el recién nacido hasta finalmente conseguir el alta, y es en esta etapa donde como enfermeros nos corresponde brindar los conocimientos necesarios para continuar con el cuidado en casa. Desgraciadamente hay otros casos donde aquella alta no llega, y los padres se enfrentan a una situación donde se sufre un duelo.
En estas ocasiones enfermería, además de los cuidados brindados al recién nacido, se encarga de dar acompañamiento durante el proceso de duelo, facilitando el contacto entre los padres y su hijo permitiendo una despedida significativa y respetuosa; ayudando a los padres a crear recuerdos tangibles, como una foto o una huella del bebé; brindando el espacio necesario para realizar rituales o prácticas espirituales que les ayuden en su proceso de duelo y orientando a los padres sobre servicios de apoyo psicológico, grupos de ayuda o consejería tanatológica para poder llevar de la menor manera posible este momento.