El abandono es una herida emocional muy profunda, especialmente durante épocas decembrinas, cuando las festividades suelen resaltar la importancia de la familia, la conexión y las tradiciones compartidas.

Esta herida emocional puede repercutir, sobre todo en el Incremento de sentimientos de soledad, ya que, durante las festividades, las personas suelen buscar compañía y pertenencia. Aquellos que se sienten abandonados pueden experimentar una soledad más intensa debido al contraste con las imágenes idealizadas de unión familiar.

De igual manera se pueden agravar los síntomas depresivos, ya que el abandono, combinado con la presión social de «ser feliz» durante la temporada, puede intensificar los síntomas de depresión, como tristeza persistente, falta de interés en actividades y baja energía.

Mucha gente entra en aumento de ansiedad, la falta de apoyo emocional puede generar ansiedad ante la posibilidad de enfrentarse solos a eventos o días importantes, como Navidad y Año Nuevo.

Aunque no lo percibamos del todo puede afectar nuestra autoestima, el abandono puede llevar a cuestionar el propio valor y fomentar pensamientos de culpa o insuficiencia, los cuales se agudizan al compararse con otros que parecen disfrutar de redes de apoyo sólidas.

En estas fiestas muchas personas se sienten con una vulnerabilidad emocional, las heridas emocionales relacionadas con el abandono pueden reabrirse, especialmente si existen recuerdos de experiencias pasadas en estas fechas o si se enfrentan al aislamiento nuevamente.

Por último, las fiestas decembrinas no tienen por qué ser una etapa de sufrimiento exclusivo. Aunque el duelo es un proceso único para cada persona, es importante validar las emociones y permitirse vivirlas sin presión. Buscar apoyo social, es una estrategia clave para navegar este período. Asimismo, reconoce que estas fechas pueden convertirse en una oportunidad para construir nuevas tradiciones y honrar la memoria de quienes ya no están.